Por Manuel Tiberio Bermúdez
Pocas
veces el público tiene la oportunidad de estar de tú a tú con los artistas que
admira.
Gracias a la serie de conversatorios que se iniciaron como
parte de la programación del X Festival Mundial de Salsa, Cali 2015, el
cantante, compositor y director de orquesta, Hermes Manyoma, compartió con sus seguidores, momentos de su vida, sus comienzos, las giras, los éxitos que le han dado un lugar
privilegiado en el mundo de la música.
El texto a
continuación hace parte de uno de los conversatorios que el artista tuvo en la
Audioteca Municipal de la Secretaria de Cultura y Turismo de Santiago de Cali y
que transcribimos como homenaje a su talento.
Una vida por contar
Fue grato,
ver al “maestro”, ahí frente a su público:
sencillo, locuaz, risueño, cantante siempre.
Hablo de
sus inicios, de ese pasado en el que las ollas en su casa sintieron el azote de su ya iniciático
sentido del ritmo. Contó del apoyo sin
restricciones de su señora madre que
entendía el camino del son de sus hijos.
Contó cómo
junto a su hermano, esperaban a la mamá que regresaba del trabajo que
desempeñaba en Propal. Se ubicaban en la calle 34 con Cra 8ª, cerca a un sitio
que se llamaba Galaxia Musical Nuevo Mundo, al que llegaban muchas orquestas.
Mientras aguardaban veían como al lugar llegaban personajes como Richie Rey,
Alfredito Linares, Lucho Macedo, entre otros. Recuerda también que allá conoció
a Los Supremos, una orquesta colombiana cuyo cantante era un señor que se llamaba
Piper Pimienta, uno de los iconos de la música colombiana. “De él muchos
aprendimos su manera elegante en el vestir, su forma de bailar, los visajes que
hacia cuando estaba en tarima porque era un grande de la música –dijo-.”.
Nos contó
también que su hermano Wilson Manyoma, más conocido como Wilson Saoko, un día se fue a estudiar a Popayán aunque
sabía que lo suyo era la música.
“Teníamos
un amigo, Dagoberto Gil, que hoy vive en Panamá –recuerda para el auditorio-
y quien conocía nuestro interés por la
música y lo que hacíamos en casa. Cualquier día, como una premonición nos dijo:
“a ustedes yo los voy a llevar a cantar con Fruko”.
A mi madre
no le gustaba mucho la amistad con él hombre porque era aficionado al licor,
pero cumplió su promesa y el primero que cantó con Fruko fue su hermano Wilson.
“Resulta –contó
Manyoma- que Dagoberto se perdió de nuestras vidas por un tiempo. De pronto, meses
después apareció y preguntó por el paradero de Wilson. Él andaba por allá
tocando un matrimonio.
-Pues hay
que buscarlo porque mañana me lo llevó para Medellín a grabar con Fruko y sus
tesos, dijo-.
“Efectivamente
al día siguiente mi hermano Wilson, partió hacia Medellín. No volvimos a saber de
él, ni llamaba, ni un Marconi o telegrama, que era lo que se usaba en esa
época. Un día sintonizamos una emisora de la capital antioqueña y mi hermano Henry y yo escuchamos una canción
que decía “Rico, rico, caballero”. .-Ese
es Wilson dijimos, y efectivamente era nuestro hermano que ya había grabado con Fruko”.
Poco
tiempo después –contó Hermes- el Wilson llamó y nos confirmo que efectivamente
había grabado con Fruko y que iban para Barranquilla porque había llegado “El
Joe”.
Entonces
contó que “el proceso con Joe (habla de Joe Arroyo) fue difícil porque él era un
ídolo en Cartagena y no quería radicarse en Medellín. El tenía su orquesta, La
protesta. Nosotros vimos la novela pero no cuenta lo que fue la vida real,
nosotros si podemos decir como es la cosa, pero la novela no. Tiene muchas
cosas que son un impacto publicitario
pero no lo que la gente debió de haber conocido: la parte humana del Joe, de
Wilson y de Fruko”.
Entonces nos
aclara, que habla de todo esto para que haya una conexión con lo que ha sido de
importante la música en la familia.
“Yo
comencé mi vida en la música en los años 80. Empecé con una orquesta que
actualmente se llama La Octava Dimensión pero que en ese entonces se llamaba La
Sonora Juventud. Allí inicie como utilero, y luego me hacía en una esquinita a
hacer coros, a tocar el güiro y la campana. Pasaron unos 4 años y yo ya conocía
el repertorio de la orquesta cuando un día el cantante principal hizo falta. Estábamos en una presentación en Palmira, en
una discoteca que se llamaba La llave. Cuando eso, las orquestas empezaban a
tocar a las 2 de la tarde hasta las 10 de la noche y las orquestas tocaban 5
tandas de 45 minutos. Había que estar muy bien preparado”.
Los de la
orquesta me dicen: “Hermes hágale usted. Y yo como me sabia casi todo el
repertorio, le dije vamos en la juega”. Hice tres set de 45 minutos y al 4
llegó el cantante principal. Al terminar el toque uno de los músicos dijo: “Bueno, hermano, ya Hermes no
es más utilero y ahí comencé yo a responsabilizarme como cantante”.
“Estuve
con la Orquesta Dimensión unos 10 años y en ese tiempo alternamos con unas 14
agrupaciones internacionales. Aquí hubo una persona que se llamó Larry Landa, y
para los años 1982, 1983, nos puso a alternar con la gran mayoría de orquestas
de Puerto Rico y de Nueva York. Fue la primera persona que trajo orquestas de
New York a Cali”, dice.
“Nosotros
tocábamos música de todas las orquestas que había. Nosotros hacíamos música del
momento. Alguna vez un músico dijo. “Las orquestas de Cali, son orquestas de
radio”, queriendo decir, que tocábamos la música de otros que estaba pegada.
Entonces me dije: “Yo quiero hacer música escrita por mí”.
“Estábamos
alternando alguna vez con el Conjunto Clásico, y tocamos un disco del Gran
Combo: “Compañera mía para ti naci, compañera mía por ti viviré”. El director
de nuestra orquesta, Santiago, le
preguntó a Ramón Rodríguez, el gran compositor: “Ramón como viste la orquesta”,
y Ramón le dijo: “Suena mejor que El Gran Combo. Eso ya es una herida. Se llama
una herida –explica- porque nosotros tocando una música de otra orquesta
nosotros no podemos tocar mejor que la original”.
Yo empecé
a escribir mí música y un día le dije a Santiago: “Quiero que hagamos música de
nosotros”. Sacó algunas disculpas y seguí con ellos otros 8 meses, porque yo
quería hacer música mía”.
“De ahí me
fui para Bogotá y llegué a CBS, donde estaba Willi Salcedo a llevar una muestra
en la que estaban temas como: “Yo no quiero bailar separado, yo quiero bailar
son pegaito”. Vive feliz, La pobre Lola, entre otros”.
En el año
de 1987 salió Hermes Manyoma y su orquesta la ley y de ahí en adelante su
discografía logró el reconocimiento del público y las ventas de sus temas
fueron un éxito.
Alguien
del público le pregunta si estudio sobre métrica y otras materias para la música,
a lo que Manyoma responde: “a la Octava Dimensión llegó un muchacho de apellido
Contreras, a cantar conmigo en el grupo. Venía de Ibagué, Tolima. Él leía
música y tenía técnica para el ejercicio vocal y compartió conmigo sus
conocimientos en algunos aspectos de técnica vocal. Yo estuve en el Instituto
Popular de Cultura unos tres meses y no volví, porque yo creía que sabía
cantar, pero aún siento que sigo aprendiendo. Todo lo que he aprendido es
callejero.”, dice.
Asegura
Hermes que la Orquesta la Ley tiene un golpe caleño, es decir, el golpe
pachanguero. “He hecho un tema con mi hijo –cuenta- quien en adelante va a cantar muchos de los
temas que yo ya tengo hechos para él”.
Dicho esto
Manyoma suelta un tema que llena el auditorio y mientras la música suena
muestra sus habilidades de bailarín curtido en las tarimas. Al final explica
que ese ritmo es el golpe de Pachanga, “como bailan los bailarines y la gente
de Cali”.
Dentro el
público, alguien pide la palabra Semanate, para elogiar el trabajo del maestro. Es un
hombre que sabe de música, con capacidad de análisis y conocimiento de lo que
dice. “siempre he resaltado el trabajo musical de Hermes Manyoma, dice. Cuando
he escuchado la orquesta de Manyoma en vivo se me eriza la piel porque suena
como un relojito. Y además agrega – éste man como habla canta-. El auditorio se
ríe y celebra el cumplido. “A lo bien que si”, dice otra voz en el auditorio.
Agrega el
hombre inicial: “La salsa, cuando Hermes habla del golpe de Pachanga, que es un
ritmo caleño y en Cali le apostamos mucho al ritmo de la Pachanga. Y asevera:
Cali, no es una ciudad salsera. Cuando se habla de Cali como una ciudad salsera
es una mentira muy grande. Cali es una ciudad que se identifica por las
pachangas, por la música tropical bailable, más no por la salsa. La salsa es
otra cosa diferente a lo que nosotros los caleños bailamos. Esta ciudad ha sido
muy pachanguera y muy guarachera también. Claro que hay salseros, pero la
ciudad tiene otros estilos musicales que nosotros a veces la metemos en un
conjunto y creemos que todo es salsa, pero no. Cali es una ciudad tropicalera y
pachanguera”. Entonces felicita a Manyoma por su tema de golpe pachanguero.
Hermes
Manyoma agradece la presencia del público y mientras suena el tema que quiere
destacar Golpe de Pachanga, algunos asistentes sacan sus celulares, le piden al
artista una foto e inmediatamente muchos le rodean para la imagen, la imagen del no olvido, la foto del recuerdo con uno
grande de la música nuestra.