Textos que compartidos se vuelven viajeros.

7/3/24

Mujeres reales, mujeres maravillosas / Por Manuel Gómez Sabogal


 


 El día de la mujer es todos los días. Muchos entregarán flores, otros darán palizas y algunos más, las odiarán por ser mujeres.

A la mujer se han hecho los más bellos poemas, las canciones más sentidas, los cuentos con finales felices, historias plagadas de ternura. La mujer ha estado siempre aquí y allá, llenando cada espacio con sonrisas de alegría, lágrimas de amor, sentimientos de vida.

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10/2/24

Belugas, ecología y guerra fría / Por Carlos Daniel Alharal

En diciembre de 1984, pleno invierno del hemisferio norte, un grupo de ballenas belugas fueron detectadas  en peligro. Las ballenas estaban en pequeños estanques, en el mar de Chukchi rodeadas de hielo.

El mar de Chukchi o Chukotka, es una porción del Océano Glacial Ártico, localizado en el extremo nordeste de Asia y el extremo noreste de América del norte. Este mar se extiende al norte del Estrecho de Bering. Este mar pertenece tanto a Estados Unidos como a Rusia, aunque si nos ubicamos en 1984, es la U.R.S.S (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

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8/2/24

Deje así…/ Por Manuel Gómez Sabogal


 



 Después de comer, descansar, jugar un rato, leer mi nuevo libro, me siento a escribir sobre lo sucedido con alguien con quien me ha encantado conversar por whatsapp, pero con quien la charla tuvo un final abrupto.

Todo iba muy bien hasta cuando soltó un: me contaron que usted…algunas personas me dijeron que usted…Me han llegado muchos chismes de que…

Ante eso, le respondí con una frase que me gusta utilizar en estos casos: “Me encantan los rumores sobre mí, porque me entero de cosas que ni yo sabía que había hecho” y le puse una nota que decía: para esos amigos tuyos que hablan de mi…

Su respuesta no se hizo esperar y fue simple, sencilla y como para quedarme callado y quieto: Deje así.

Por dejar así, recuerdo que me hicieron la guerra cuando era Director de Bienestar en la Universidad del Quindío. Tanto que después, cuando inauguraron la nueva área de Bienestar, fui al único ex director a quien no invitaron a dicha ceremonia.

Por dejar así, después, cuando fui a buscar fotos y grabaciones de todo lo que hicimos en esa época, cuando fui Director de Bienestar, nada había. No existía archivo alguno. Habían desaparecido todo.

Por dejar así, en la EAM ganaron los malos, porque cuando un estudiante no se podía graduar por muchas razones que expuse públicamente, quien pagó los platos rotos, fui yo.

Había escrito: Un estudiante que miente, engaña, busca cómo defraudar, no debe graduarse.  Un estudiante que engaña a una empresa internacional, con respecto a una práctica, no puede graduarse. Un estudiante que entrega documentos falsos a su institución, no debe graduarse. Un estudiante que logra la firma de otra persona para que le validen una carta, con un logo de una empresa internacional, no puede graduarse. Un estudiante que presenta documentación falsa, indicando que realizó una práctica internacional, no puede graduarse. Un estudiante empieza a ser corrupto, gracias al ejemplo de muchos “profesionales” que aprendieron a robar.

No tuve oportunidad de defenderme, de mostrar y comentar mis frases, y no sé si las leyeron tranquilamente, Yo solamente vi los comentarios negativos y agresivos que había en pantalla. Estoy acostumbrado a ello, pues mis escritos o frases pueden causar escozor y más si quien las lee no sabe leerlas.

Por dejar así, muchos miserables hacen lo que les da la gana con las otras personas. Es decir, por delante sonríen y por detrás, la puñalada va directo al alma, sin importarles que la otra persona sea de esas que creen en los demás a pie juntillas.

Por dejar así, se aprovechan de niños en primaria y les hacen matoneo por cualquier detalle.

Por dejar así, las burlas prosperan y no hay quién las ataje.

Por dejar así, muchos jóvenes se suicidan, ya que nunca les dijeron quién o quiénes fueron los que esparcieron el rumor, el chisme, la calumnia. Porque las respuestas siempre son las mismas: “no te puedo decir. Te cuento, pero no te voy a revelar”. Eso está bien en el periodismo, pero no entre verdaderos amigos y personas que dicen que te estiman y creen en ti. 

Por dejar así, los rumores siguen y continúan sin detenerse. Al contrario, se convierten en una bola de nieve imparable y que nadie puede detener.

Por dejar así, muchas personas andan angustiadas, sin esperanza alguna y con la autoestima totalmente en el subsuelo.

Siempre las respuestas van a ser las mismas. Siempre, los culpables de regar el chisme no aparecen, porque no son capaces de dar la cara, no son capaces de enfrentarse a la persona y responderle con argumentos eso que están divulgando.

Deje así, es algo que detesto, porque nunca se van a conocer los personajes que hacen daño y se abrogan derechos en el anonimato…

Deje así...

 

 

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19/1/24

No juzgar / Por Manuel Gómez Sabogal

 En algún momento, usted y yo hemos visto, leído o nos han contado que alguien cayó en desgracia. Esperamos que nos cuenten qué pasó, por qué, qué sucedió. No quedamos satisfechos hasta no saber exactamente todo el cuento. Luego, hablamos, respondemos, analizamos, sacamos conclusiones.

 Si alguien cae en desgracia, no hay por qué sentir alegría. No hay por qué regocijarse. Esa persona merece respeto.

 Hay momentos en la vida en los cuales es mejor callar y no decir algo al respecto. Es preferible esperar a que las cosas pasen. Pero, no es para alegrarse de las penas ajenas.

 Hay momentos en los cuales es mejor digerir la información, entenderla, pero no acusar, sentir que así debería haber sido, crucificar. Una sanción jamás implica motivaciones. También, a veces podemos deducir que una sola persona puede no ser la única culpable. Los demás, los que también estuvieron en el procedimiento que llevó a la sanción, desaparecen como por encanto. No sabemos dónde están o qué va a pasar con ellos.

Lo cierto es que una persona, el ordenador del gasto, es el principal culpable. Y la justicia, a veces, es injusta. En este país, los castigos son merecidos para unos, pero exagerados para otros. 

Hay momentos en los cuales es mejor invitar a reflexionar, a pensar, a entender. Todas las personas merecen respeto y no hay por qué alegrarse de lo que pueda ocurrirles en momento alguno.

Así mismo, los titulares no tienen por qué ser amarillistas. Deben ser más objetivos, serios y muy respetuosos.

La prensa y las redes sociales se encargan, en ocasiones, de acabar con las personas sin dejar que se defiendan. Y en muchos casos, todos se equivocan. Ya no hay algo para hacer, así borren lo que escribieron o se retracten. La imagen de la persona o los ofendidos, ha quedado por el suelo.

Recuerdo una pequeña historia o cuento:


Contaba un predicador que, cuando era niño, su carácter impulsivo lo hacía estallar en cólera a la menor provocación.

Luego, casi siempre se llenaba de vergüenza y arrepentimiento por lo que había dicho o hecho. Batallando para disculparse a quien había ofendido.

Un día su maestro, que lo vio dando justificaciones después de una explosión de ira a uno de sus compañeros de clase, lo llevó al salón, le entregó una hoja de papel lisa y le dijo:

—¡Arrúgalo! -recordaba el predicador, que no sin cierta sorpresa, obedeció e hizo con el papel una bolita. —Ahora —volvió a decirle el maestro— déjalo como estaba antes.

Hay momentos en los cuales es mejor callar, esperar y no sentirse los mejores jueces del mundo.

Somos dados a juzgar a los demás, fácilmente. Casi que de inmediato, sentimos que esa persona merece un castigo ejemplar. Así, sin saber qué pasó, qué sucedió realmente. Eso no importa. El hecho es que tiramos la piedra y que se pudra.

Y si conocemos a esa persona, peor. Inmediatamente, decimos que no la conocemos, como Pedro negando tres veces a Jesús. Somos realmente hipócritas y convencidos de que somos jueces de los demás.

 Por favor, no juzguemos. Esperemos que todo se aclare.

 



 

 

 

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